Este famoso barrio es uno de los lugares más característico de Sevilla. Sus casas blancas, sus bonitas plazas y estrechas callejuelas conquistan a los visitantes. Está situado en un lugar privilegiado: tras la Catedral y rodeado por el Alcázar y los Jardines de Murillo. Su origen se remonta a los años posteriores a la conquista de Sevilla por el Rey Fernando III cuando en esta zona se asentó una importante comunidad judía.
Tras la expulsión de los judíos del Reino de Castilla el barrio entró en decadencia hasta que a finales del siglo XIX se intentó rehabilitar la zona. Se abrió la calle Mateos Gago, la más “amplia” del barrio. También se recuperó como plaza el solar donde había estado situada la parroquia mudéjar de Santa Cruz, derribada durante la ocupación francesa, con el nombre de Plaza de Santa Cruz dando origen al nombre del barrio.
La mejor forma de entrar en el barrio es a través del Patio de Banderas (la salida del Alcázar) desde donde se tiene una de las vistas más bonitas de la Giralda. Desde allí nos adentramos por la calle judería al interior de Santa Cruz. Paseamos por estrechas callejuelas llenas de casas con patios típicamente sevillanos como la calle Agua, que linda con los jardines de Alcázar, y plazas como la de Doña Elvira o la de los Venerables.
En el corazón del barrio la antigua residencia de ancianos sacerdotes, el Hospital de los Venerables, uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura barroca sevillana de la segunda mitad del siglo XVII. Típica construcción del siglo de oro sevillano con la fachada en cal y ladrillo rojo, un patio – claustro, iglesia y residencia que actualmente dedica una parte a sala de exposiciones. Desde la década de los 90 es la sede de la Fundación Focus – Abengoa que restauró el edificio y actualmente, además de exposiciones y otras actividades culturales, tiene una parte dedicada a la pintura sevillana del siglo de oro y el Centro de Investigación Diego Velázquez.
Merece la pena visitarlo en cualquier momento, pero más aún hasta el 28 de febrero ya que acoge la Exposición “Velázquez. Murillo. Sevilla”. Sevilla celebra el Año Murillo, en el que se conmemora el IV centenario del nacimiento del pintor, y esta inédita exposición explora la relación entre los dos pintores sevillanos más importantes de todos los tiempos.
Desde allí podemos hacer una parada para tapear algo en la Calle Mateos Gago y tener otra vista espectacular de la Giralda y visitar la encantadora Plazuela de Santa Marta. Esta concurrida calle tiene muchos bares de tapas para tomar algo, algunos muy enfocados al turismo pero otros frecuentados por sevillanos. Las columnas, Bodegas Santa Cruz se llama en realidad, es todo un clásico que no te puedes perder y sobre todo sus montaítos. También la Bodega Álvaro Perejil que sirve el vino de naranja, otro clásico de la ciudad. O Bar Giralda que tiene muchas las típicas tapas sevillanas.
En esa calle podemos encontrar otras alternativas como La Azotea (en la propia Mateos Gago), uno de los mejores restaurantes de Sevilla (tiene otras sucursales). Un restaurante italiano clásico en Sevilla, San Marcos (C/ Mesón del Moro) o Las Teresas (C/ Santa Teresa 2).
Antes de volver hacia los Jardines de Murillo podemos visitar la Iglesia de Santa Cruz de estilo barroco, sede de la Hermandad de la Santa Cruz que realiza su estación de penitencia el Martes Santo. La antigua parroquia de Santa Cruz, tras ser derruida, se trasladó a la calle Mateos Gago a un antiguo convento de clérigos. Frente a ella está La Fresquita, un clásico del aperitivo en el barrio. Un bar perfecto para hacer una parada y tomar una cervecita y picar algo.
Y si antes de adentrarnos otra vez en las estrechas calles de la judería queremos tomar una copita otros dos referentes del barrio: Entrecalles (Ximénez de Enciso, 14) y El Pasaje (Pasaje de Vila 10).
El Barrio de Santa Cruz atrae mucho turismo por lo que os recomiendo si vais a comer en un restaurante de la zona os fijéis bien en la carta y en los precios. Hay algunos sitios que están muy centrados en el turismo pero otros que son establecimientos de toda la vida que también frecuentan los paisanos (de este tipo son todos los que os nombro en este post).
Concluimos nuestro paseo por el Barrio de Santa Cruz en la Plaza de Santa Cruz donde encontramos una placa que señala que Esteban Murillo, uno de los pintores clave de la ciudad, fue enterrado en la Parroquia de Santa Cruz que se encontraba en esta plaza. De aquí la vinculación del pintor con el barrio y los bonitos jardines en los que desemboca el barrio y que llevan su nombre.
Aunque tradicionalmente se llama la judería al Barrio de Santa Cruz, realmente la judería abarcaba el actual Barrio de Santa Cruz y sobre todo su colindante el Barrio de San Bartolomé, un precioso enjambre de callejuelas que esconden iglesias, conventos y algunos de los palacios más importantes de la ciudad. Pero de la judería y sus bares ya hablaremos en otra ocasión…